Me sentí tal como hundiéndome en el abismo; pintado de ira y valor, aire eterno y momentáneo, esperanza desesperanzada, un fin inicial. La sensación de que es lo último, pero lo último que será de primera importancia; de aquello que no vendrá y que viene, y ya está. Ojalá la excomunión del propósito y la inclusión del más desvalido al innumerable vacío de la acción y la palabra, somos el panal de miel.